Actualmente, Michel Rojkind es ampliamente conocido como uno de los arquitectos mexicanos más exitosos y en ocasiones extravagantes del siglo XXI. Pero a pesar del éxito, su camino a la arquitectura nunca fue sencillo; antes de fundar Rojkind Arquitectos pasó más de una década como baterista en la banda pop-rock Aleks Syntek y La Gente Normal, una experiencia que contribuyó a despertar su interés en la arquitectura. Un artículo publicado hoy por Surface Magazine ofrece un extenso perfil de Rojkind, desde su infancia hasta su experiencia como baterista y las dificultades que experimentó en su trabajo arquitectónico; incluida la desastrosa apertura de la Cineteca Nacional de la Ciudad de México en 2014. Conoce algunos fragmentos del artículo publicado en Surface Magazine.
Creciendo, de 1975 a 1978, siendo niño en el Bronx y Scarsdale, Nueva York:
Era muy duro vivir en Nueva York siendo mexicano, me involucraba en peleas todo el tiempo. Los niños decían: "Tú no eres mexicano, eres rubio y tienes los ojos azules, los mexicanos son morenos.'
De gira en la década de 1990 como baterista de la banda Aleks Syntek y la Gente Normal:
Llegaba a un nuevo aeropuerto y me fijaba en la infraestructura, en los hoteles, luego salía a ver las plazas y la gente. Empecé a entender el poder de la arquitectura, el cómo es que define los espacios y provoca sentimientos en las personas. Fue a través de las giras que me enamoré del urbanismo, la arquitectura y la relación que tenemos con nuestro entorno. Pensarías que fue en la escuela, pero no.
Comparando música y arquitectura:
Cuando eres músico y escuchas a alguien tocar increíble, quieres tocar con él. Cuando dejé la música y comencé la arquitectura pensé que era el mismo tipo de situación creativa.
Sobre la apertura prematura de la Cineteca Nacional en la Ciudad de México, en 2014:
Toda la prensa estaba allí, el cine estaba repleto y de repente comenzó a llover muy fuerte, granizaba, todo se inundó, la lluvia se metió a las salas por las lámparas... Se tuvo que evacuar. Al día siguiente, los encabezados de los periódicos decían: "¡Este arquitecto no sabe construir!". Pensaba: "No soy el constructor, soy el diseñador"... Después de este proyecto entendí lo que significa ser trolleado; todos me gritaban '¡maldito arquitecto!'... Juré nunca volver a trabajar con el gobierno después del proyecto de la Cineteca.
Lee el perfil completo por Spencer Bailey en Surface Magazine aquí.